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El espíritu Santo y el cristiano

3 participantes

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1El espíritu Santo y el cristiano Empty El espíritu Santo y el cristiano Dom Feb 19, 2012 4:32 pm

mario benitez



El Espíritu Santo y el cristiano.

a) Creemos que el Espíritu Santo es Dios, Que es Espíritu Santo es el mismo que el Espíritu de Cristo y que los tres son uno.

“Les soportaste por muchos años, y les testificaste con tu Espíritu por medio de tus profetas, pero no escucharon; por lo cual los entregaste en mano de los pueblos de la tierra” (Neh. 9:30).
“escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos” (1 Ped. 1:11).

“Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno” (1 Juan 5:7).


b) Creemos que Jesús da “a todo cristiano que se lo pide y que es digno” de su espíritu para hacerle un vaso útil como parte del cumplimiento de su promesa.

“He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto” (Luc. 24:49)
Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho (Juan 14:26)

“Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí” (Juan 15:26)

“Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré” (Juan 16:7)

Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros (Juan 14:15-18).

Una de las noticias que recibieron los discípulos y que les causo mucha tristeza, fue el saber que su maestro pronto ya no estaría mas con ellos, pero Jesús les consoló, “me voy” les dijo: “pero no los dejaré solos, les enviaré al consolador y cuando el venga, les enseñara todas las cosas, me voy, por que si no me fuere, Él no podrá venir, es pues necesario que yo me valla para que Él les de testimonio de mí”.

Era pues necesario que el evangelio fuera predicado en todo el mundo y la condición humana de Jesús no le permitiría estar presente con sus discípulos en todos los lugares a donde el evangelio llegaría, inconveniente que fue resuelto con la presencia del Espíritu Santo.
Después de que Jesús fue llevado al cielo, los discípulos fueron a Jerusalén y subieron al aposento alto, esperando la promesa del consolador (Hch. 1:12:12,13). Su unidad era tal que en esos momentos todas las cosas tenían en común, nadie consideraba como suyo propio nada, se animaban y se exhortaban unos a otros y oraban los unos por los otros. Esperaron pacientemente, pidiendo a Dios el cumplimiento de la promesa y el día del pentecostés su espera llegó a su fin; el Espíritu Santo fue derramado sobre ellos con poder y gloria (Hch. 2:1).
La promesa no es solo para ellos, es también para nosotros, ¿Qué tenemos que hacer? Lo mismo que ellos hicieron, tener todos un mismo sentir, anhelar una misma cosa, tener todas las cosas en común, perseverar en la oración y el ayuno, entonces; cuando llegue el momento adecuado el Espíritu Santo se derramará sobre nosotros con poder para dar el último mensaje de advertencia a este mundo.

¿Qué fue lo que identifico este evento? Muchos creen que solo con el hecho de hablar en lenguas, el Espíritu Santo es derramado, pero el derramamiento del Espíritu Santo es poder, no confusión. Cuando se derramo en el Pentecostés, tres mil personas se convirtieron al Señor en un solo día y dejaron sus malos caminos (Hch. 2:41), cuando el Espíritu Santo sea verdaderamente derramado sobre su pueblo, miles de personas serán convencidas de pecado y entregará al Señor sus vidas en completa obediencia.

c) La misión del Espíritu Santo.

1.- Es el consolador, mediante su Santo Espíritu Dios nos sostiene, dándonos consuelo y fortaleza en los momentos más difíciles de nuestras vidas.
“Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí” (Juan 15:26)
“Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; y eran edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo” (Hch. 9:31).

2.- Él nos da testimonio de Jesucristo, es decir que mediante Él podemos aprender mas acerca de Jesús.

“Otro es el que da testimonio acerca de mí, y sé que el testimonio que da de mí es verdadero” (Juan 5:32)
“También el Padre que me envió ha dado testimonio de mí. Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto” (Juan 5:37)
“Respondió Jesús y les dijo: Aunque yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo, ni a dónde voy” (Juan 8:14)

3.- Él nos enseña toda la verdad y nos guía en nuestro estudio de las sagradas escrituras.

“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho” (Juan. 14:26)

4.- Él nos prepara espiritualmente para hablar con denuedo su palabra ante el mundo entero, recordándonos lo que en algún momento estudiamos en su palabra.

“Pero cuando os trajeren para entregaros, no os preocupéis por lo que habéis de decir, ni lo penséis, sino lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad; porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo” (Marc. 13:11)

5.- El Espíritu Santo nos da instrucciones y nos impone tareas.

“Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro” (Ech. 8:29)
“Y el Espíritu me dijo que fuese con ellos sin dudar. Fueron también conmigo estos seis hermanos, y entramos en casa de un varón” (Hch. 11:12).
“Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre” (Hch. 20:28).

6.- El Espíritu Santo nos rebela el futuro.

“Y levantándose uno de ellos, llamado Agabo, daba a entender por el Espíritu, que vendría una gran hambre en toda la tierra habitada; la cual sucedió en tiempo de Claudio” (Hch. 11:28)
“Salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones” (Hch. 20:23)

7.- Él Espíritu Santo es el medio por el cual Dios reconoce a sus hijos, por lo tanto es el sello del Dios viviente.

“Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él” (Rom. 8:9)
“En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa” (Efe. 1:13)
“Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención” (Efe. 4:30)
“porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios. Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios, el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones” (2 Cor. 1:20-22)



8.- La presencia del Espíritu Santo en la vida de un cristiano se manifiesta a través de sus frutos y esta es la única forma de reconocer a un verdadero cristiano.

Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu (Gal. 5:22-25).
“Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?” (Mat. 7:16).
9.- Los frutos del espíritu son contrarios a los frutos de la carne, el espíritu lucha por cosas espirituales, la carne pide cosas carnales, aquel que practica las obras de la carne no es de Dios.


“Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios” (Gal. 5:16-21)

“Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Fil. 2:13,14).

d) Creemos que el cuerpo de un cristiano es el templo del Espíritu Santo, por lo tanto; debe de honrar y cuidar su cuerpo.

“Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna. Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo. Y Dios, que levantó al Señor, también a nosotros nos levantará con su poder. ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? De ningún modo. ¿O no sabéis que el que se une con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice: Los dos serán una sola carne. Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él. Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? (1 Cor. 6:12-18)

¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es. Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio (1 Cor. 3:16-18)

Pablo es enfático en sus reprensiones: ¿No saben que sus cuerpos son miembros de Cristo?, ¿No saben que son templo del Espíritu Santo? ¿No saben que son templo de Dios y que el Espíritu de Dios mora en ustedes? Las mismas palabras podrían ser dirigidas en estos tiempos a muchos cristianos que al parecer ignoran esto y no que si alguno destruye su cuerpo, Dios le destruirá a él.

Pablo también señala un punto mas importante que detallaremos adelante, la ley de la libertad en Cristo: Todo me esta permitido, pero no todo me conviene, ¿haré pues aquello que no me conviene? Olvidar estas palabras es pasar de la libertad que Cristo nos otorga al libertinaje, tomando la gracia del evangelio como ocasión para realizar actos que no me convienen, trayendo así vituperio sobre el nombre de Cristo.

Como no todo me conviene “dice Pablo” no me dejaré dominar, las viandas para el vientre y el vientre para las viandas. Pablo, evidentemente estaba dando un consejo acerca de los alimentos que ingerimos, de acuerdo a sus palabras; podemos comer de todo, pero no debemos comer o beber de todo, pues muchas cosas dañan nuestro cuerpo y nuestro cuerpo es templo de Espíritu Santo. Si bien es cierto que nada es de desecharse si se toma con acción de gracias (1 Tim. 4:4), esto no contradice lo que venimos diciendo, pues el contexto habla acerca de los alimentos que se consideraban “inmundos”, aseguramos esto ya que Pablo argumenta “… por la palabra de Dios y por la oración es santificado (1 Tim. 4:4) ¿y que es aquello que tiene que ser santificado? Aquello mismo que se considera inmundo (Rom. 14:14).

¿Cómo destruye un cristiano su cuerpo? De la misma forma en que todo ser humano lo destruye, podríamos hacer una lista extensa de todos los hábitos malsanos que el ser humano tiene, hábitos que tarde o temprano terminaran por causarle enfermedades, dolores, angustias, etc. Bebidas sintéticas cargadas de Azúcar y químicos, bebidas que contenga alcohol u otros productos que afecten nuestro sistema nervioso de una forma negativa, comidas cargadas de edulcorantes que pueden provocar casos de cáncer, desvelos, trabajo en exceso, etc. Por cualquier cosa que dañe tu organismo y que aún practiques el Señor te pedirá cuentas, después de todo, todo nuestro ser le pertenece.


2El espíritu Santo y el cristiano Empty Re: El espíritu Santo y el cristiano Dom Ene 20, 2013 10:23 am

mrcarlos24



exelente varon pero me pregunto por que no ahy tanta actividad en este foro adventista
chat adventista

3El espíritu Santo y el cristiano Empty Re: El espíritu Santo y el cristiano Vie Dic 05, 2014 10:28 am

Súper Adventista

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